viernes, 21 de mayo de 2010

No se juega con la comida (parte3)


Pelo rubio, largo y suelto. Capa roja hasta los pies y por supuesto vestido de negro. A sus pies Héctor, un poco mayor de lo que le recordaba. Ese parasito también se ha dejado el pelo largo. Que estupidez, ahora tiene que apartarle el pelo cada vez que quiere morderle, poco práctico.
-Habla con el
-Shhhhh
-Estoy aburrida
-dije que te calles
-pero...
-No me avergüences, este no es momento para tu... –Los ojos fríos de Amuka están clavados en mi.
Odio esto, siempre lo he odiado. Sonrió un poco y desvió la mirada. Se separa de su pequeño aperitivo y pasa lentamente la lengua por sus dientes. Deja caer todo su peso sobre el respaldo del gran sillón.
Pese a la impaciencia claramente notoria de mi acompañante, ninguno se mueve, ni él, ni nosotras. Héctor se pone la camisa blanca que esta tirada a pocos metros, pero nosotros no nos movemos. Hace mucho tiempo que aprendí que con Amuka cada cosa tiene su tiempo. Cuando él lo crea necesario comenzara a hablar, aunque eso nos lleve medio siglo de espera.
El parasito recoge el violín y comienza a tocar una lenta melodía. El pie derecho de padre se mueve al ritmo.
-Zina... –se toma su tiempo y me sonríe, en cambio al mirar a mi lado su cara regresa a su estado natural – Llegas tarde.
Elise baja la cabeza intentando inculparse por nuestra tardanza. Inocente criatura, a él eso no le importa.
-¿A qué se debe tanta premura? Parecías muy entretenido.
Una de las notas del violín es errónea y Amuka pone cara de desagrado.
-Tus hermanos hace tiempo que llegaron –Le hace un gesto con la mano a Héctor para que se acerque –Hablaremos al alba.
Eso significa que nos marchemos. Y por mi colmillo derecho que le estoy agradecida. Elise me sigue como un perrillo perdido, tampoco creo que le guste mucho estar aquí. Al final no me odia tanto como dice.
Abro la puerta de mi habitación, que de recuerdos. Ese viejo no ha cambiado nada. Saco el móvil. En esta mierda de sitio no hay ni cobertura. Me tiro sobre la cama abriendo manos y piernas. La chiquilla no para de fisgonear por todas partes. Se me olvidaba que ella no está acostumbrada a esto.
-Zina...-con solo una de mis miradas corrige sus palabras- ¿Natalie ese ataúd es... tuyo?
-Era mi cama –le sonrió -¿quieres probarlo?
Se le pone la piel de gallina. La siguiente pregunta debería ser por que no lo tiro. Ni yo se la respuesta. Supongo que después de tanto tiempo le tengo cariño. Esto nunca se lo diría a ella, después de todo tengo una imagen que mantener.
Se tumba a mi lado y pone su manita sobre mi pecho. Lo masajea lenta pero concienzudamente.
-Siento lo del otro día
-¿qué?
-Lo del musculitos y el otro. Parecías muy entretenida.
-La verdad es que me alegro de que entrases –aparto su mano- parece que Paul no tiene nada que hacer últimamente. Si quería traerme algo, preferiría algo de sangre caliente.
Noto una presencia. Elise se pone en pie como alma que lleva el diablo y saca los dientes. Ese olor me es familiar. Lo suficiente para reconocerlo, pero no lo suficientemente importante para poder relacionarlo con un cuerpo.
Le lanzo una advertencia para que se este tranquila. Lo que menos necesito ahora son problemas con mis hermanos por culpa de uno de parásitos. Me ponen enferma. No son de los nuestros, pero disfrutan de muchas de las ventajas de los vampiros.
Llama a la puerta por cortesía y abre sin esperar una respuesta. Vale, esto me sorprende. Creo que aunque intento ocultarlo Don “me visto como mis amigos” sabe que le he reconocido.
-Lizz y Hiro están disfrutando de la cena. Me han informado de que no tiene un chainlive y me he tomado la libertad de prepararle algo.
-¿Un chain que?- Elise no se puede estar callada ni un segundo.
-Que sean dos.
Afirma con la cabeza y sale cerrando la puerta.
-Es una forma bonita de denominar a esos parásitos. Ya conoces a Héctor, hay más como él. Si, es humano.
Me mira interrogativa mientras toma asiento otra vez a mi lado.
-Un Chainlive es alguien que te pertenece por el resto de su vida y tú decides cuando se acaba. Te alimentas de él y por eso vive más. Si dejas de morder se hará cada vez más viejo y como todo ser vivo morirá.
-Que chorrada.
-Lo mismo pienso yo. Pero ellos dicen que es un sentimiento que no puedes describir. Se supone que hay una relación interpersonal. Podría decirse que es algo parecido al amor. Pero he aquí el problema ¿Alguien es capaz de matar a la persona que ama?
-Conviértele, como hiciste tu conmigo.
-¿No has aprendido nada en todos estos años? Un vampiro puede hacer lo que le dé la gana. Estoy segura de que mi padre teme que Héctor desaparezca de su lado en cuanto le convierta.
Llegamos a una de las salas del ala este y mis queridos hermanitos están disfrutando del manjar sin nosotras. Lizz tiene a una trémula señora sentada a su lado y enfrente Qahhar esta tranquilamente cautivando en la muñeca de una niña de unos 12 años. La niña tiene más de una marca. Elise intenta no mirar hacia allí.
A la derecha, contra una pared Hiro le hace el amor a su cena. Me siento al lado del parasito que esta con el menor de mis hermanos. Sin mirarle comienzo la provocación.
-Lizz parece que alguien ha pasado a ser un perdedor. Nunca me imagine que el primero en caer fuese el gran Qahhar.
Mi hermana ríe, pero la cría de mi lado se queja. Está claro que alguien mordió más de la cuenta.
-Padre tenía razón –se oye un grito que proviene de la esquina y un olor a sangre fresca –no puedes entenderlo hasta que te pasa.
-Podrías haber esperado un par de años cretino
Todos nos reímos ante la ocurrencia de Elise. Hiro deja caer el cuerpo y la señora al lado de Lizz se pone más nerviosa.
-No os riais, lo digo en serio. No tienes nada que perder ¿no? ¿Por qué no dejas que crezca un poco?
-Estas celosa preciosa –Qahhar sonríe satisfecho y separa la silla que está libre a su otro lado.
Nunca he visto a Elise moverse tan rápido. Antes de que termine de abrirse la puerta ya está sentada. Dos hermanos gemelos aparecen.
Lizz se ha cansado de esperar y empieza a jugar con su mano entre las piernas de la señora.
-Ji Hoon nos ha dicho que dos preciosas vampiresas nos estaban esperando.
Elise ríe complacida. ¿Cuan ingenuo puede ser un ser humano para creer que saldrá de aquí convertido en vampiro?
Hiro les coge de las manos y les muestra sus asientos.
-Soy Min Ho –me sonríe y hago como si me importase.
-¿Coreano?
-Si –se siente orgulloso- te vi el otro día en el club, es una suerte que nos volvamos a encontrar.
Hiro deja escapar una leve risita. Mi respuesta... la de siempre
-Si, sobre todo para mí. Buen provecho.

No hay comentarios: