martes, 11 de mayo de 2010

No se juega con la comida (parte1)


No me apetece levantarme, pero se ha puesto el sol y ya tengo hambre. Solo de pensar en la comida me llena de energía. De un salto me pongo en pie, ante mí el enorme espejo reflejo de mi realidad actual, nada. Falda corta, hoy no tengo ganas de jugar, y por supuesto lápiz de labios rojo. Son tan sencillos que solo con eso les tengo en mi mano.
Mis cavilaciones no fallan, en cuanto entro en el club percibo 3 pares de ojos marrones y dos verdes posados sobre mí. El hombre de espaldas se da la vuela y... jajá ja, también es mío. Demasiado fácil. Sé que dije que no quiero jugar, pero así no es divertido.
La camarera, me sirve una copa y me quedo mirándola con una pequeña sonrisa, esta se ruboriza y prácticamente corre al otro lado de barra, junto a un muchacho de ojos verdes he de apuntar que los dos tienen el mismo olor. Dulce, nada mal.
Se abre la puerta y para mi sorpresa solo hace una rueda de reconocimiento al local y se sienta en una mesa oscura. Hace mucho que no me pasa esto, su pulso ni se inmuto al verme. Perfecto. Por fin la noche comienza a ponerse interesante. Un grupo de cinco personas entra, mismo estilo, peinados similares... a la mesa oscura del fondo, igual que su amigo. Predecible, espero que no siga decepcionándome.
El primer valiente entra en acción, el último empujón lo dio gracias a los veinte euros que se ha apostado con su amigo. Lo típico, copa y a bailar. Paso mi mano fría por su cuello y se estremece. Tengo hambre, pero aun no es el momento, antes de sucumbir a la tentación me deshago de él.
Curioso, “don me visto y peino como mis amigos” me está mirando. Le sonrió y me la devuelve, sin inmutarse lo mas mínimo. Hora de hacer algo al respecto, bebo lo que queda en mi copa y salgo a la pista, justo a su lado pero sin bailar con él. Es realmente alto, de espada ancha y porque no decirlo, lo suficientemente guapo para hacerme perder algo de tiempo.
Funciona, ahora no quita los ojos de mi, incluso a empezado a palpitar a una velocidad anormal. Me muerdo el labio inferior de forma sensual mientras le miro, pero en ese momento algo le pasa, su cara refleja lo que los años me dicen que es decepción. Se despide de sus amigos y se va.
Camina lentamente por las calles vacías. No se detiene ante la abrupta insinuación de una dama de compañía, pero si ante un concesionario. No está mal, al parecer tiene buen gusto. Lexus descapotable, color negro. A juzgar por el hotel en el que ha entrado, está a años luz de conseguir un coche como ese.
Podría entrar ahora y nadie sabría nada. En un abrir y cerrar de ojos yo ya no estaría aquí. No, no puedo. Las normas son las normas, sobre todo si me las he puesto yo. De vuelta al club, mira que suerte, para mí por supuesto aunque estoy segura de que el hermanito de la camarera piensa que hoy es el mejor día de su vida. Bueno, que sea feliz lo que le queda.
-¿Qué haces aquí fuera tan solo?
-Tomaba algo de aire –Su pulso se acelera.
-¿No te apetecería tomar algo conmigo en otro lado?
El muchacho duda, pero al verme alejarme corre hasta ponerse a mi altura. Me subo en el coche él se sienta en el puesto del copiloto. Esta nervioso y eso me hace sentirme más atraída hacia él. Meto la mano entre sus piernas sin titubear, su espalda se tensa y se hunde contra el respaldo del asiento. Así me gusta.
Con la emoción del momento ni se ha dado cuenta de la velocidad del coche, llegamos al lugar más rápido de lo que me esperaba. Aparco y me bajo del vehículo. Mi joven acompañante tiene que tener algún problema motriz porque siempre tarda demasiado en reaccionar, cuando por fin cierra la puerta del coche yo ya estoy frente a James, podemos decir que es el “puerta” de sitio.
-Llegas tarde hoy
-Yo nunca llego tarde, solo me hago esperar- miro tras de mí con una sonrisa- Muy joven ¿No crees?
-¿Desde cuándo te importa eso? Si Elise te escucha decir eso no parara de reír hasta el próximo siglo. Aun te guarda rencor, no creo que madure nunca.
-Esa cría siempre está igual. Veamos nos ofrece invitado de esta noche.
-Pásalo bien
Sujeto la mano de mi invitado y desciendo las escaleras. La música impregna el ambiente con una agitación que divierte y escita. A pesar de su inseguridad parece que el local le gusta y empieza a soltarse. No solo baila fluidamente y realmente cercano a mí, sino que se permite el lujo de manosearme el trasero. Las manos ya no le tiemblan y con esta luz sus ojos color aceituna parecen más bonitos. Empiezo a ver su atractivo.
Elise está a dos metros de nosotros, con un hombre que parece su padre, la verdad no me extraña. Sus gustos son muy peculiares, no soy quien para juzgarla. El señor no deja de mirar su reducido escote, pero con disimulo, supongo que no quiere llamar la atención. Rio sin pretenderlo al ver la manita de ella salir de la bragueta de él. Mi nueva pareja parece sentirse ofendido y retira la lengua de mi boca. Se le pasa rápidamente cuando desabrocho el primer botón de mi camisa. Con un súbito coraje mete la mano bajo mi falda.
La música cambia, la melodía que la mitad de nosotros tanto esperaba ha llegado. Lamo lentamente el cuello tierno del chico. Todo a mí alrededor desaparece, ahora solo veo esa pequeña y palpitante aorta. Solo puedo oler el abundante hierro de la sangre que le recorre. Ese olor me pone los dientes largos literalmente.
Cuando me quiero dar cuenta Elise está sacando la cabeza de entre las piernas del susodicho caballero. Demasiado temperamental, como siempre tiene la cara manchada de sangre. Yo simplemente dejo caer el cuerpo sin vida y limpio los pocos rastros del incidente fácilmente.
-¿no te enseño a comer tu mama?
-Ya no me acuerdo de ella, ¿Como recordar lo que me enseño?
Lamo una de sus mejillas, sencillamente... repugnante.
-¿Cómo has podido? Morirás de desnutrición como sigas comiendo mierda como esa
-No pederasta menos en el mundo, me parece suficiente razón ¿a ti no?
-Prefiero disfrutar de una buena cena antes que preocuparme por seres tan patéticos
-Nunca me entenderás Zina
-Te he dicho que no me llames así
-Ese es tu nombre, no pienso llamarte de otra forma

1 comentario:

cel dijo...

Esta historia me ha llevado a recorrer los lugares magicos que me gustaria conoces al menos en sueños, donde la realidad es, se conviete en fantacia, donde yo me convierto en el magico ser que nunca desperto.
¿Que sigue despues de eso?...